20200603



REFUGIO DE LA PLAZA

Desde mi Kiosco. IX. Una visión alcazareña en la mitad del siglo XX





Presentamos una de esas imágenes que se han visto poquísimo y que nos aporta información sobre cosas de Alcázar e induce a la reflexión y el crecimiento del deseo investigador.
La imagen presenta un rincón de la Plaza principal, el que se ha popularizado en la segunda mitad del siglo XX como “El Jardinillo” en correspondencia con un antiguo local hostelero. Las fachadas del rincón siguen correspondiendo a las mismas fincas actuales. El suelo se ve terroso, sin ni siquiera adoquinar como fue después. Prácticamente todo el espacio está cubierto por construcciones circunstanciales que son un refugio antiaéreo construido en la guerra civil. La imagen no es la mejor toma de aquellos años y puede servir para que aparezca alguna más del mismo motivo.
Alcázar de San Juan vivió la guerra civil 1936-1939 en una retaguardia activa, en la que si bien no era una zona de primera línea, sufrió ataques de los insurrectos, y fue bombardeada en múltiples ocasiones. Las importantes infraestructuras ferroviarias y los depósitos de combustible de CAMPSA, “Como Acaparan Millones Primo, Sotelo y Anido”, fueron los objetivos de primer grado. Pero no los únicos objetivos de la población que sufrió bombardeos y ametrallamientos aéreos.
Para defenderse de los ataques contaba la población con al menos dos puestos de baterías de ametralladoras antiaéreas; uno estaba situado en la parte alta del edificio de la alcoholera de la bodega de “Los Franceses”, situada al otro lado del paso a nivel de la carretera de Miguel Esteban; y otro en las terrazas del actual edificio del Banco Popular en la calle Emilio Castelar, donde estuvo situada la sede histórica de la CNT
Para resguardarse de los ataques aéreos se construyeron siete refugios. Lo habitual era excavar en el suelo, y elevar la cota de este con la tierra sacada que junto a traviesas de las vías ferroviarias, servían para establecer medias paredes y techos suficientes para sostener un ataque aéreo. No tenemos noticia de que cayera ningún proyectil sobre los techos de los refugios y por lo tanto no sabemos cómo funcionaron. Los refugios eran espacios tipo túneles subterráneos con dos bocas, una de entrada y otra de salida; tenían una figura de Z y en el cuerpo central se colocaban los refugiados cuando se avisaba de ataque aéreo. Para mejorar la ventilación tenían varios tubos de respiración tipo chimeneas.
Espacios sucios y húmedos por afloraciones, no tenían ninguna instalación, solo miedo y frío. Los refugios se construyeron en varias plazas, tratando de distribuirse en las zonas pobladas y de fácil acceso. En la plaza de España; como hemos visto. En la plaza del Cristo de Villajos, en la zona que ahora están los contenedores subterráneos de basura y en el kiosco de información del PMC. Se completaba esta línea radial de la población con un tercer refugio en el ensanchurón de la Castelar que hoy conocemos como placeta del “Acapulco” en relación con el bar instalado desde los años setenta.
Otra segunda línea se extendía desde la plaza de España a la del Arenal donde luego estuvo el kiosco de música, terminando esta línea en su prolongación por la calle del Santo, en las antiguas tierras del cementerio de San Sebastián, debajo de las escuelas y en la parte de atrás de la ermita de San Sebastián. De este se han descubierto restos hace unos años al hacer unas obras públicas.
Las líneas de extensión terminan con un sexto refugio situado en la plaza del Altozano, delante del edificio que fue sede del antiguo café-bar “El Tablón”. El último de los refugios que hemos identificado estuvo en la plazoleta del cruce de las calles Pintor Lizcano con Goya, frente a las antiguas escuelas ferroviarias, hoy Casa de la Cultura.
Nos dice Teofilo Zarceño que fueron derruidos en octubre de 1945, después de que una generación de niños de la guerra hiciera de los “terronteros” baluartes a conquistar en los juegos infantiles.
Los refugios no eran suficientes y muchas personas se resguardaban en las bodegas sótanos y cuevas de las casas o bien pasaban las noches en las huertas y casillas cercanas, fuera del núcleo urbano. Alcázar contaba entonces con cerca de 25.000 habitantes y una población flotante de refugiados de cerca de 10.000 personas. Los ataques aéreos más importantes fueron los de la noche del 25 de marzo de 1937 y la madrugada del 26. El resultado de esta incursión fue terrible para la población dejando 20 víctimas directas además de casi 50 heridos de diversa gravedad y más de un centenar de casas destruidas. De los daños urbanos se señalaron especialmente la zona alta de la calle Emilio Castelar donde se encontraban dos refugios, la zona de la plaza del Arenal donde estaba otro de los refugios, y la calle Pintor Lizcano, donde estaba situado otro de ellos. En total cinco de los siete refugios con que contaba la población, estuvieron en el punto de mira de aquella incursión. Todavía la memoria popular guarda el recuerdo de donde cayeron algunas bombas e identifica desperfectos en fachadas y rejas de ventanas y balcones provocados por la metralla.
Era la primera guerra en la que la aviación se usaba intensamente sobre la retaguardia. Los bombardeos tuvieron dos intenciones: la primera era destruir las infraestructuras y depósitos de combustible, y la segunda producir un efecto desmoralizador de la población. Se han estudiado muchos de los bombardeos sobre la zona republicana, Málaga, Madrid, Barcelona, Alicante y otras capitales de provincia y algunos municipios Durango, Cartagena, Alcañiz, Guernica, Reus……la respuesta de muchas de las ciudades bombardeadas, fueron las “sacas” en un torbellino autoalimentado de violencia, no dándose esta respuesta en Alcázar.
Sin embargo, está pendiente el estudio en la misma medida los bombardeos sobre otros territorios. En el caso de Alcázar además del referido hubo otros que no produjeron víctimas mortales, convirtiéndose en casi costumbre diaria recibir antes del mediodía la visita de un bombardero ligero que en vuelo rasante ametrallaba calles e instalaciones ferroviarias. La población, en un humor del terror, le puso de sobrenombre “La Bernarda”, y algún/a “valiente” esperaba su llegada apostándose en las calles, con una escopeta, con la que todos los días disparaba al bombardero, en la esperanza de poder alcanzarlo y desbaratar el ataque diario.
El diario “Avance” en la mañana del 26 de marzo de 1937, daba la noticia:
“EN LA NOCHE PASADA, ALCÁZAR DE SAN JUAN HA SIDO VÍCTIMA DE UN CRIMINAL BOMBARDEO”, “Hasta las cinco de esta mañana iban extraídas. Once muertos y unos cincuenta heridos”.
Alcázar bajo la metralla extranjera
Ha sido Alcázar durante las últimas horas de anoche primeras de hoy, la que ha sufrido los efectos dolorosos de una nueva incursión sobre nuestro cielo de los aviones negros de la Alemania fascista. Sus casas, sus blancas casas, tranquilas y silenciosas, han caído para sepultar bajo sus escombros a docenas de mujeres y niños, alejados de los frentes, inocentes indefensos, destrozados, como otros muchos más, por la metralla extranjera.
Un nuevo grito de indignación surgirá de las gargantas de esas madres de esos hijos manchegos, escarnecidos otra vez por los generales traidores a su patria que han vendido nuestra tierra, nuestro mar, nuestro cielo. España toda, a los intereses más sucios del capitalismo internacional.
Y mientras que en Sevilla animadas por el bufón sangriento de Queipo del Llano, corren los pasos del Jueves Santo, muy santo y muy católico, expresión falsa y ridícula de la humanidad cristiana; las calles de Alcázar de San Juan, se cubren de sangre inocente de niños y mujeres, vertida por aviones, vendidos sin duda, para matar, por esos sangrientos ministros de Cristo que en las calles andaluzas celebran la carnavalada santa del amor y de la caridad católica.
Cinco aviones han realizado cuatro incursiones sobre Alcázar, causando el hundimiento de catorce casas y produciendo gran número de víctimas. El Gobernador civil ha marchado inmediatamente para dicha población.
Por cuatro veces ha comparecido en la noche pasada la aviación facciosa sobre Alcázar de San Juan, y en cada incursión, descargaba su trágico cargamento.
La primera incursión se ha realizado próximamente a las diez y media de la noche. Cuatro o cinco trimotores han volado por encima de la población, arrojando diez o doce bombas de gran tamaño sobre humildes barriadas de la ciudad.
Fueron apagadas 'las luces inmediatamente, pero los negros aparatos siguieron descargando su trágica carga. Unos diez minutos próximamente duró esta primera incursión. Inmediatamente de retirados los aparatos se procedió a localizar los sitios en que habían caído las bombas, apreciándose que había varias casas hundidas. De entre los escombros de las mismas se extrajeron cuatro muertos y una decena de heridos.
Estando realizando esta operación, otra vez reaparecieron los aviones facciosos, dejando caer más bombas.
Después hizo otra incursión y por último a 1a una de la noche aparecieron por última vez.
Pasadas estas horas de desconcierto y atemorizamiento del vecindario, se dispuso por parte del alcalde, la extracción de victimas de entre los escombros de las casas derrumbadas.
Se comprobó que había catorce casas completamente destruidas por la metralla. Realizados todos los trabajos, hasta las 4 y media de la mañana en que nos han dado las ultimas noticias, se llevaban sacados once muertos y cerca de medio centenar de heridos.
Como siempre, todas las víctimas pertenecen a niños, en su mayoría, y a mujeres y a ancianos que se hallaban descansando tranquilamente en sus hogares.
Los destrozos causados son de consideración, por lo cual se sigue trabajando por el resto de la ciudad, a cuyo frente están las autoridades de la localidad.
Inmediatamente que se dio cuenta al Gobierno civil de este cobarde ataque, el camarada Serrano partió para dicha población en donde se encuentra visitando los hospitales en donde han sido alojadas las víctimas. Desde dicha localidad nos ha telefoneado el Gobernador, dándonos cuenta de la forma en que se realizan los trabajos y comunicándonos que se estará en dicha población hasta que se conozca con exactitud el número de víctimas, y para alentar al pueblo y compartir el dolor de la población manchega.
El estudio posterior del suceso determinó que fueron veinte víctimas mortales, identificadas entre vecinos que oscilan de los tres y los cincuenta y siete años. Esta población que hoy está claramente identificada, se distribuye en grupos de edad de la siguiente manera: un primer grupo de 6 niños y 2 adolescentes varones. Otros 6 jóvenes varones. Cuatro adultos 2 varones y 2 mujeres. Un último grupo de dos personas mayores, 1 varón y 1 mujer.
Aquella noche los refugios como el de nuestra foto no sirvieron de mucho. En muchas ciudades sucesos parecidos se han recordado en la memoria colectiva con elementos urbanísticos o artísticos; el mayor ejemplo es el aporte al arte contemporáneo con la pintura de Picasso que representó a España en la Exposición Internacional de París de 1937. “Guernica”, que aunque está inspirada por los bombardeos sobre la población vasca, recoge todos los bombardeos sobre las poblaciones civiles, como este terrible suceso de la historia alcazareña.


Texto: José Fernando Sánchez Ruiz
Foto: Archivo Municipal
José Belmonte


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