Arte y Artistas en La Mancha

 1 .-ARTISTAS DE CIUDAD REAL
 2.- SANTOS MURILLO



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De largo y complejo titulo es el libro que acaba de aparecer por la imprenta de la Diputación de Ciudad Real. “Estilos y tendencias de las artes plásticas en la provincia de Ciudad Real (1900-2005) y academias certámenes y museos”. Bajo la autoría del valdepeñero y doctor en artes platicas, Enrique Pedrero Muñoz. Este libro va a formar parte de la incipiente nomina de estudios sobre el arte en la provincia. El primero de los últimos años fue el diccionario de Gianna Prodam y ahora esta nueva aportación de Pedrero, coloca bajo un enfoque diferente aquellos primeros estudios.
Este libro de tendencias y artistas ciudadrealeños del siglo XX, es el producto de la tesis doctoral del autor, que comenzó a trabajar seguramente hace más de una década. La primera anotación que se puede hacer sobre el libro, es que aun siendo una obra individual, ha contado con importantes aportes de colaboradores que Pedrero supo ajustar a la intención del libro. El trabajo se centra en el estudio principal de los pintores, aunque en algún momento hace referencia a otras disciplinas como la escultura y muy someramente a la arquitectura y la fotografía, no pudiéndose considerar estas ultimas disciplinas como elementos primordiales en la obra.
En total el libro recoge 330 entradas de autores, que supone el mayor repertorio de artistas ciudadrealeños incorporados a una publicación, que desde su aparición se convierte en elemento de referencia para el entorno artístico. Se acompaña de breves introducciones a los mayores núcleos demográficos provinciales en relación con su evolución genérica durante el siglo y los aspectos artísticos, presenta aun tiempo notas sobre aspectos económicos, demográficos políticos y artísticos del ámbito provincial, y apunta el panorama internacional y las tendencias nacionales.
El estudio se acompaña de notas sobre el ambiente artístico de la provincia en varios sentidos. El de lo académico, considerando la influencia de la escuela de BBAA de San Fernando y otras academias madrileñas en Ciudad Real hasta la aparición de la facultad de BBAA de Cuenca. Pasando después a presentar la importancia provincial de sus escuelas de Artes y Oficios y otras iniciativas de formación de los artistas provinciales, desarrolladas en el ultimo cuarto de siglo. En este sentido Pedrero no cae en la cuenta de hacer referencia a las políticas municipales de acercamiento al arte y creación de públicos mediante un extenso sistema de enseñanzas de pintura, dibujo, grabado y fotografía, que por diversos métodos auspician los municipios ciudadrealeños. Estos son ambientes en los que muchos pintores de los reflejados en su obra, inician en su entorno vocaciones artísticas y círculos de interesados en el arte.
En el sentido de la conservación y divulgación, relata la situación provincial respecto a colecciones y museos públicos, trabajo ya considerable, con el que deja a otros investigadores el análisis de las salas de exposiciones publicas y privadas y la evolución de las galerías de arte en la provincia, siempre ligadas a los grandes núcleos artísticos y algunas de gran interés en el desarrollo artístico de la segunda mitad el XX por sus círculos de artistas y los proyectos en ellas presentados.
En el sentido del estimulo a los creadores, Pedrero analiza a lo largo del libro diferentes intervenciones con becas y otros sistemas de las instituciones provinciales y algunos ayuntamientos. Dando a conocer el sistema de convocatorias, certámenes y concursos más importantes de la provincia tanto en el ámbito publico, como desde la iniciativa privada. Conviene anotar aquí, que esta provincia, es de entre las españolas, que mas convocatorias artísticas realiza y el autor con buen criterio selecciona de ellas las más antiguas, sin incorporar ni las menores ni las más modernas de pintura rápida.
Pero la aportación más importante del libro es la presentación de los trescientos treinta artistas que Pedrero ha compilado en su tesis. Divide el trabajo en periodos cronológicos y tendencias artísticas, con una exhaustiva clasificación desde el costumbrismo que da entrada al siglo XX con artistas como “El manco Flores” y Utrilla de Daimiel, Lizcano, Illescas, Murat y Santos Murillo; de Alcazar. Obon de Ciudad Real, Mota de Almagro, Gijón de Pedro Muñoz o el tomellosero Quirós. Así va repasando Pedrero manifestaciones del Realismo, Modernismo, Naif, Postimpresionismo, Vanguardias y el resto de tendencias del siglo XX hasta llegar al panorama más cercano.
En muchas ocasiones en el ambiente artístico de la provincia y en concordancia como esos “pecados capitales” que tenemos los manchegos, se infravalora la vida artística provincial. Seguramente hubiera sido otro el horizonte si de otra forma se hubiera construido. Pero fue provincia con poco mas de 450.000 habitantes de media durante el siglo, una provincia de marcado carácter rural, donde la industrialización llego a tres o cuatro núcleos muy concretos y en relación con la vida agrícola, una provincia con pocas clases medias y profesionales. Somos una provincia que ha esperado al último cuarto del siglo XX para transformarse en un territorio en crecimiento con comunicaciones aceptables, servicios públicos razonables, diversificación de sus sistemas económicos y generación de clases medias.
Bajo circunstancias de este tipo, Ciudad Real ha estado presente con sus artistas en las grandes tendencias nacionales del siglo XX, a cada momento podríamos anexionar un pintor ciudadrealeño. Lizcano, Carlos Vázquez, Andrade, Palmero, López Torres, Gregorio Prieto, Ortega, G. Merino, López Villaseñor, Úbeda, Díaz, Guijarro, Parra, Rojas, Nieva, Huertas, Antequera, López García, Fisac, Cañas, Sofía Reina, Cañadas Mazoteras, Montoya y muchos mas. Por citar los que se me vienen a los dedos, profesores de importantes centros artísticos españoles y de gran trayectoria. En cuanto a manifestaciones en la provincia la extensa línea de convocatorias públicas y privadas de artistas para presentar sus obras y compran o premian algunas de ellas, es de larga tradición, en la idea de llevar a provincias el modelo de las Exposiciones Nacionales. Si nos refiriéramos al ambiente artístico. Centros de formación, divulgación, exhibición, centros comerciales y galerías, escritores y críticos de arte, son abundantes y no solo asisten las necesidades de los vecinos, sino que incentivan el deseo de acercamiento al arte de los mismos.
Este libro de Enrique Pedrero, también va a contribuir a mejorar el panorama artístico ciudadrealeño, abriendo al conocimiento general la realidad de la provincia y dando opción a nuevas reflexiones sobre el tema. Un proyecto de esta clase resulta siempre una apuesta personal de la cual es consciente su autor que “se la juega” a la opinión y criterio de otros. Seguramente sobre alguno de los incorporados puede ponerse en duda su representatividad y muchos de los que se han quedado fuera deberían estar en el libro por derecho propio, a mi se me ocurren algunos nombres que no citare, pero si una reflexión sobre las ultimas décadas en las que muchos jóvenes se están dedicando al arte en razón de los centros educativos de la provincia y la mayoría de ellos como creadores a nuevas técnicas y tecnologías. Son los nuevos artistas del siglo XXI y necesitaran de un primer estudio a la vuelta del decenio que esta terminando.
Para terminar quiero felicitar a Enrique por su tesón, por su dedicación, por su labor de infatigable esfuerzo y seguimiento hasta que ha conseguido ver publicado su estudio. Un libro lleno de datos, de gran interés para aficionados y curiosos, un libro de referencia para el sector y lleno de pequeñas sorpresas en todas sus paginas. Ilustramos esta nota con una de ellas, un cuadro que atribuye la publicación al alcazareño Ángel Lizcano sobre la calle San Andrés, hoy Emilio Cautelar. Mi opinión particular es que el cuadro es de la mano de Antonio Murat, aunque la estampa que presenta es tan sugerente que podemos obviar en este caso al autor. Espero que en breve podamos contar con otros estudios de este tipo centrados en otras disciplinas artísticas y sobre los artistas emergentes. Ni que decir tiene que la vena enciclopedista hoy esta más justificada que nunca. 
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José Fernando Sánchez Ruiz



 
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En pasadas fechas 16 de diciembre se subastó en la Sala Ansorena de Madrid con el número de lote 53  la pintura que se presenta, con título de "Paisaje con molinos". Es un óleo sobre lienzo de 36 cm x 37 cm. que esta firmado como E. Santos Murillo y fechado en Criptana 32 en el ángulo inferior derecho. El precio de salida de la obra y remate de la misma fue de 200 € bastante mas bajo que en una subasta anterior a la que se había presentado sin obtener remate,  un precio mas que cómodo para poderse adquirir desde alguna colección particular y que seguramente si no ha sido así es por lo poco difundido que esta autor y su obra.
Como se viene observando, que de vez en cuando sale al mercado algún cuadro suyo, de interés para La Mancha, aprovechamos esta ocasión para volcar algunas notas sobre este autor. 








Eduardo Santos Murillo. Es un pintor de Alcazar de San Juan nacido el día 5 mayo 1913, y  que muere en Paris el día 20 agosto 1984. Hijo de familia de tradición comerciante extendida en toda La Mancha, su padre Gaspar Santos Martínez es uno de los comerciantes más destacados de los primeros años del siglo XX,. Su madre fue Concha Murillo Davant de familia procedente de Francia que  estaba ligada a la fonda de la estación, teniendo la familia la concesión de varias estaciones ferroviarias españolas. Dice Rafael Mazuecos sobre el abuelo, es nieto de Eugenio Santos Castejon, que dada la importancia del comercio de Eugenio en la calle Resa, hoy Canalejas, los carteros de la época comentaban; que todas las cartas que venían a Alcázar eran para él. Su negocio era sin duda el más importante de la comarca y una extensa familia tenía varios negocios comerciales en pueblos como Consuegra o Infantes.
Su padre Gaspar atento a las nuevas oportunidades del momento, destacó como aficionado a las artes y las letras. Fundó la revista La Ilustración Manchega 1903-1918 junto a Antonio Castellanos que se ocupo de la dirección  y Julio Lescorboura Davant, primo de su mujer y casado a su vez  con Angelita Santos, una prima suya. La Ilustración Manchega fue una de las publicaciones alcazareñas mas interesantes en la línea temática de La Ilustración Española y Americana, revista de 1869-1921, fundada en Madrid por Abelardo de Carlos y siendo la publicación española más importante de la segunda mitad del siglo XIX, esta publicación nacional, se caracterizo por el abundante material gráfico y reproducciones de grabados en madera.
Seguramente los primeros contactos de Eugenio Santos con el arte son a través de esta publicación y de su relación con el polifacético artista Antonio Murat Octavio, (1877-1925) que realizó en la casa de sus padres decoraciones y frescos, después de su aprendizaje en la Academia de Bellas Artes y la fabrica de La Cartuja sevillanas. 
Eugenio Santos como ilustrador colabora en varias publicaciones alcazareñas y especialmente en El Crispín 1927-1933, periódico que tenia por subtitulo “La vida con amor y arte. El amor y el arte son idiomas universales”.Allí presentó muchos dibujos, portadas, cabeceras de sección o viñetas, la mayoría de ellos impresos como xilografías.
La dirección de esta cabecera estuvo a cargo del inquieto Rosendo Navarro, que encontramos en los círculos literarios y artísticos manchegos y madrileños muy a la vanguardia.
La trayectoria de Santos Murillo, desaparece de Alcázar en la década de los años cuarenta, Su trabajo de juventud resuelta muy apreciado por su tendencia naturalista y su dibujo realista. Su obra sigue estando presente en el mercado artístico apareciendo en subastas en esta década. El autor se impregno de las corrientes artísticas de aquellos años y formo parte activa del movimiento ultraísta español, si bien fue este más literario que pictórico. Algunas incursiones hizo en la crítica artística, manteniendo cierta relación con Alcazar hasta mediados los años cincuenta. Ejerció profesionalmente en Madrid, como restaurador de pintura del Museo de Arte Moderno y de la Colección Lázaro Galdiano. Junto a la labor artística, su faceta de restaurador le encamino a estudiar con detenimiento a muchos pintores manchegos, escribiendo sobre alguno de ellos y especialmente redescubriendo a Ángel Lizcano. 

Sus últimos años los vivió en Paris probablemente ligado a rancios vestigios familiares e influido claramente por el ambiente afrancesado de la fonda de la estación alcazareña en su niñez. Murió en 1984 con 53 años de edad. Buena parte de su obra quedo abandonada en el estudio de Paris al no tener familia cercana.

El cuadro que presentamos, recientemente adquirido por el ayuntamiento alcazareño, representa la sierra de los molinos de Campo de Criptana y esta fechado en 1932, el mismo año que el autor, pide ayuda al ayuntamiento de Alcazar de San Juan, para proseguir sus estudios, en la misma dinámica que la Diputación Provincial de la época apadrinaba los estudios artísticos de los hijos de la provincia. En aquel año esta beca de ayuda a los artistas alcazareños había sido concedida al pintor Ricardo Illescas López. La beca solicitada por nuestro autor se le concedió en 1933.
Ricardo Illescas en compensación de la beca entregó un retrato de Niceto Alcalá Zamora, hoy desaparecido. La entrega de Eduardo Santos Murillo, se conserva y se reconoce en un cuadro, “Retrato de guarda jurado rural” óleo de aquel año, restaurado por José Luís Samper en 1976. 



Junto a este podemos observar un dibujo publicado en prensa, realizado en talla de madera para su impresión grafica, es una interpretación muy popular de una verbena festiva, de una Feria local de los años 30, donde se observa en primer término al churrero, quizás como una atracción singular de aquel momento, tuvo que ser realmente una atracción muy popular, dado que es la única que se representa y se hace doblemente, sorprende ver en primer plano un padre bajo la boina, con su hijo de la mano y algún regalo de Feria recién comprado en actitud de marchar a su casa.

Otro dibujo presenta un escudo municipal con su simbología habitual flanqueado de dos animales mitológicos, este tipo de dibujos y elementos decorativos, grecas, marcos, viñetas y otros fueron muy populares en la trayectoria grafica del autor. Estos conservan aun una intención fresca y están claramente adaptados a su tiempo.



José Fernando Sánchez Ruiz.



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